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Opinião El Papa Francisco a los universitarios

Cuando se escribe esta columna hace ya unos meses que ha fallecido el Papa Francisco, el 21 de abril de 2025. Por tanto, las referencias que hacemos a palabras, discursos o textos escritos por él , y dirigidos a universitarios del mundo, en diferentes momentos, son anteriores a esa fecha. Nosotros nos encontramos ahora en septiembre de este mismo año. Pero ello no significa que sus mensajes no mantengan vigencia y actualidad, incluso interés para millones de profesores de profesores y estudiantes cuando se inicia en buena parte del mundo un nuevo año académico, en miles de universidades y centros de educación superior.

La motivación para releer algunos de los textos del Papa Francisco, destinados a los universitarios, se deriva de la reciente lectura que hacemos de una obra y ensayo ejemplar titulada “El aporte latinoamericano de Francisco. Liberación, un balance histórico bajo el influjo de Aparecida y Laudatio si””, que ha sido editada en Curitiba (Brasil) en dos volúmenes, en 2021. Su autor es Vitor Hugo Mendes, brasileño, a quien me une una buena relación y amistad, por varias razones. Entre ellas el haber compartido su reciente estancia posdoctoral en Historia de la Educación en la Universidad de Salamanca, o el haber tenido la oportunidad de coordinar juntos el monográfico titulado “Educación y decolonialidad. Desafíos y posibilidades”, publicado en Aula. Revista de Pedagogía de la Universidad de Salamanca 28 (2022). El es al mismo tiempo un significado representante de la teología de la liberación en América Latina, y un defensor apasionado de la corriente decolonial y de pedagogía crítica de la educación. Tuvo la gentileza de obsequiarme con la obra a que hacemos referencia, relativa al pensamiento social y pastoral del Papa Francisco, que él ha estudiado en profundidad.

Las numerosas alocuciones, pastorales, discursos dirigidos a profesores y estudiantes universitarios del mundo por el Papa Francisco encierran un doble mensaje de optimismo y compromiso para los implicados.

Francisco es un intelectual católico de primer nivel que considera completamente compatibles y complementarios los dos grandes temas del pensamiento católico a lo largo de los siglos, la razón y la fe. No son dos apuestas antagónicas, pues ambas postulan, desde su interpretación y lectura como pensador, por el progreso que representan los avances científicos, la investigación, el estudio, las publicaciones, la formación de expertos en los diferentes ámbitos de la ciencia, las experimentales , biomédicas y tecnológicas, pero también las sociales y humanísticas. Y en todas ellas, además,  sugiere  incorporar una dimensión transversal que tome en cuenta al hombre como centro de interés.

Por otra parte, el Papa Francisco es un hombre de acción transformadora de la realidad, alguien que desde la perspectiva de la Iglesia puede ser considerado como un pastor, como un cristiano comprometido con la búsqueda del bienestar y la felicidad personal y colectiva de los hombres y mujeres de todas las creencias y condiciones sociales. El mensaje cristiano, para él, es transformador de la realidad, con frecuencia injusta y desigual para los más débiles, que conforman la mayoría social. En consecuencia, propone a los universitarios del mundo que tomen en cuenta la realidad diversa, compleja, y desigual, con mucha frecuencia injusta, que se observa en el conjunto de países y organizaciones sociales. Por tanto, es un mensaje moral el que propone a los universitarios, es una invitación a comprometerse con la mejora de las condiciones sociales y científicas que afectan a toda la comunidad, sea o no formalmente integrada en la Iglesia Católica, porque él es profundamente universal, católico.

Pero Francisco no puede eludir su condición de latinoamericano, pues su país de origen es el de Argentina, quien conoce muy de cerca, desde su acción pastoral , la profunda realidad desigual que vive su país y el conjunto de América Latina, que al tiempo es el principal referente en el mundo de las expresiones y prácticas religiosas católicas en todo el mundo.

Francisco ha sido sacerdote y obispo en Buenos Aires, donde conoce de cerca las condiciones de vida de millones de compatriotas que padecen pésimas condiciones en las famosas villas de pobres que entornan la gran ciudad. Conoce de forma evidente lo que son las ciudades suburbio de Bogota o Lima, las favelas de Rio de Janeiro y de Sao Paulo, por no continuar enumerando otras ciudades del mundo latinoamericano. De ahí que desde su formación como intelectual católico, y sobre todo como pastor abierto a la dura realidad de millones de latinoamericanos, apuesta por la denominada teología de la liberación, por traducir el mensaje de Cristo desde la humildad con los desfavorecidos, desde la sencillez franciscana, desde la invitación a todos por un mundo más justo y equilibrado, más feliz.

Desde esta condición latinoamericana como punto de partida, desde su condición de Papa Francisco, ha tratado de llevar a cabo propuestas radicales de transformación interna del aparato eclesiástico (con éxito en ocasiones, con desilusión y opuestas actitudes de elementos del poder interno en otras, dada la secular inmovilista tradición de la iglesia de Roma). Lo ha intentado, a veces sin éxito, así como también propone que las instituciones universitarias aboguen por estructuras democráticas y participativas en sus formas de gestión y organización de los asuntos internos, o de su proyección sobre la sociedad.

Son muchas las referencias textuales y propias de sus intervenciones públicas con alcance mundial para todos, y para los universitarios en particular. De todas ellas solo nos permitirnos elegir en esta ocasión un texto de profunda actualidad y urgencia, como es su encíclica “Laudatio si” (2015). Es una invitación profunda y radical al cuidado de la casa común, que es el planeta Tierra. Es una propuesta moral por mejorar la calidad de vida de todos los componentes de este frágil planeta que es la Tierra, respetando los elementos medioambientales imprescindibles. Es una encíclica ecológica que piensa en todos los elementos que conforman la complejidad de las relaciones entre la naturaleza física y la naturaleza social.

En ese contexto se inscribe la llamada que hace a quienes estudian y actúan sobre esas dos naturalezas que conforman la compleja ecología de nuestro mundo, y que no solo es física, sino social a un tiempo. Bien es verdad que el cambio climático estudiado y difundido de forma alarmante por investigadores y universitarios, dados sus efectos perniciosos que representa para las condiciones de vida de las personas, para Francisco es una llamada de atención y compromiso radical.

El mensaje moral de Francisco, dirigido a católicos y a ciudadanos de todos los continentes, no es un puro elemento ornamental de un líder mundial de impacto, es ante todo el resultado de una convicción religiosa y social vivida desde las entrañas de una América Latina que urge a una teología de la liberación y de superar la opresión estructural que padecen millones de latinoamericanos. Es una opción decolonial que se fundamenta en la palabra, en el diálogo, en la acción educativa transformadora y en la investigación comprometida, y no aséptica, frente a las poderosas estructuras de la hegemonía de liberalismo vas voraz y neocapitalista.

Gracias Vitor Hugo por haberme sugerido estas reflexiones desde la lectura de tu excelente contribución sobre el Papa Francisco y su aporte latinoamericano al mundo.

José María Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es