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Diretor Fundador: João Ruivo Diretor: João Carrega Ano: XXVII

Opinião Universitarios versus Gaza

Entre nosotros sobra recordar los hechos que, después de ocho meses,  han conducido a la masacre colectiva que el ejército de Israel está llevando a cabo en la franja de Gaza, en Palestina. A estas alturas son más de 34.000 los gazatíes muertos y miles de heridos a la espalda, con una horrorosa y masiva destrucción de casas, carreteras y edificios públicos (escuelas, universidades, hospitales, centros de acción social, iglesias católicas, mezquitas). No se salva nada en aquella franja de tierra,  santa y maldita a un tiempo, todo es bombardeo y destrucción, muerte y dolor de miles de niños, mujeres, ancianos y milicianos.

Todo comenzó, se dice, con otro brutal ataque de Hamas a varios kibutzs israelíes, pueblos y ciudades próximas al territorio palestino, en el que murieron unas 2000 personas, niños incluidos, y fueron secuestrados algunos centenares de ciudadanos israelíes. Esa fue la espoleta para incendiar de nuevo un polvorín en riesgo permanente de explosión desde el reconocimiento internacional del Estado de Israel en 1948 y su asentamiento en territorio propio de los palestinos desde varias centurias atrás. Las potencias occidentales coloniales de aquellas fechas posteriores a la Segunda Guerra Mundial dieron el visto bueno a una imposible convivencia entre palestinos y judíos, en la que poco a poco se ha ido imponiendo la ley del más fuerte, los judíos sobre los palestinos, y en un proceso de continuada ocupación violenta de territorios mediante las diferentes  guerras ya producidas, la acción violenta de colonos ultraconservadores en permanente confrontación con familias y  autoridades palestinas. Al tiempo, se ha producido la resistencia de organizaciones palestinas, algunas de ellas tan violentas como Hamas, y siempre con el trasfondo del apoyo militar, político y económico a Israel por parte de las potencias occidentales, en particular los USA.

Es la guerra de nunca acabar, porque la violencia solo engendra respuestas violentas, si no se articulan otros medios de acuerdo y negociación por la vía política. Es posible que algo tan obvio en la política internacional, que respaldan la ONU, varios países y también la Unión Europea, como es el reconocimiento de dos Estados, Israel y Palestina, tal vez sea una medida política previa e imprescindible para la convivencia de ambos pueblos. El problema real es que el gobierno de Israel (no así amplios sectores populares israelíes) no acepta tal solución, porque restringe su afán expansionista. A estas alturas parece evidente que la aspiración del gobierno ultraconservador de Israel no es el encuentro ni el diálogo para resolver el problema de la convivencia. Más bien al contrario, es afianzar el expansionismo por la vía de los hechos, de la fuerza de las armas, de la ocupación de nuevos territorios para establecer colonias en Cisjordania, y para destruir de arriba abajo todo lo que parece orden en Gaza.

Ante esta dramática situación que padecen miles de personas, en Palestina y en Israel, la respuesta de las políticas exteriores de muchos países, de la ONU y otros organismos internacionales, y también de las universidades de medio mundo, ha resultado tardía y perezosa, pero en estos momentos ya real.

Es un hecho constatable que muchos campus de universidades norteamericanas, europeas, y también españolas, algunas de países árabes, se vienen haciendo visibles en su respuesta crítica ante la ferocidad de la muerte indiscriminada que el ejército israelí provoca en Gaza y en buena medida en Cisjordania.

Recordando a movimientos juveniles masivos de hace algunas décadas, producidos en diferentes lugares del planeta, como el conocido mayo francés de 1968, la lucha abierta contra la guerra del Vietnam, la primavera árabe, la confrontación frente a diferentes expresiones dictatoriales, y otros movimientos menores de jóvenes de todo el mundo, hace pocas semanas se ha abierto un espacio masivo de repulsa frente a esta violencia estructural del Estado de Israel contra los palestinos. Es posible que mediante el ejercicio de la fuerza bruta de las armas los judíos ahoguen a los palestinos, al menos durante algún tiempo. Pero no queda duda de que han perdido la guerra moral, la de la opinión pública internacional, y la del mundo intelectual, por supuesto.

A estas alturas, desde el pasado octubre hasta el presente mes de mayo, muchas universidades se han ido pronunciando contra esta masacre, y no solamente los estudiantes mediante sus acampadas, asambleas informativas, huelgas, manifestaciones de repulsa. Ha llegado también la hora de las respuestas institucionales, de claustros, profesores, decanos y rectores de universidades, que proponen suspender relaciones científicas e institucionales con universidades y centros de investigación de Israel como medio de presión.

No deja de ser revelador que la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) haya aprobado, por unanimidad, una declaración pública en contra del apisonamiento de Gaza, de la muerte de miles de sus habitantes, lo que huele a exterminio y genocidio. Dada la diversidad de puntos de vista existente siempre en un espacio intelectual tan peculiar como es la CRUE, esa unanimidad en la respuesta frente a la barbarie expresa la convicción del triunfo de la inteligencia frente al poder bruto de las armas.

Es posible, repetimos, que, una vez más, Israel se imponga por la vía de las armas, apoyado por socios tan incontestables como los USA y otros gobiernos de Occidente, y la indiferencia de conniventes gobiernos árabes,  y destruya casi por completo a Palestina. Pero el espíritu que emerge de la rabia de la nada palestina hará emerger de nuevo la aspiración a la vida y a la libertad.

Este continúa siendo el reto que se plantean también las universidades de nuestro tiempo en Occidente. Triunfará la inteligencia algún día sobre la  barbarie, y eso lo conocen bien profesores y universitarios de todo el mundo.

José Maria Hernández Díaz
Universidad de Salamanca
jmhd@usal.es