Poetizar es como respirar. Poetizar es señal inequívoca del existir más ligero que la vida misma. Poetizar es, en definitiva y para ciertos hombres Grandes, el colmo del sentir -sin previo aviso- la temblorosa infinitud que se presenta cuando entiendes la Poesía como un sagrado oficio.
Así pensaba el día que enterrábamos el cuerpo de António en el cementerio de Castelo Branco, recién cumplidos sus ochenta y siete años. Y así re-siento cuando silabeo los versos que - en sesenta y cinco años de escritura y publicación, fue acumulando este poeta admirable, insumiso a las veleidades posmodernas, clásico en su actualidad y que supo enarbolar siempre otro amanecer lejos de la jaula o prisión encorsetante de los inseguros días.
Y es que se trata de hacer memoria de un notable Poeta portugués. Ser Poeta no es fácil en ningún lugar del mundo; pero más todavía lo es en Portugal. Y más difícil resulta cuando se vive en provincia, alejado de Lisboa, Oporto o Coimbra, como lo hizo António, firme en su convicción de trabajar y escribir toda su vasta y profunda obra en Albiscastro,
Vuelvo y volveré siempre a Salvado, al poeta Genuino que debemos celebrar hoy y más adelante. Yo lo haré, pues parte de su obra la he trasvasado al castellano. Y si el inusual hecho de escribir ya es una traducción; traducirlo ha sido semejante a darle otra vida a sus versos. Ha sido mostrarlo en sus variados registros: de lo elegiaco a lo telúrico, de lo numinoso a lo erótico…: “Otoño. Suave lluvia. Bajo/ la vidriera y aparto el libro/ de tu mano. Abierta, desnuda,/ te aproximas: yo tiemblo/ y empiezo a besarte loca-/mente buscando sorber/ la vida entera, sin saber/ dónde se encuentra tu boca”.
Y aunque con lágrimas, sigo celebrando a António, tanto por su ejemplar tránsito existencial, como por toda su obra poética.
AL PARTIR
(En memoria de António Salvado)
A mí y a los demás
nos convoca y nos empalma
un espíritu,
su huella electrizada
tras el balancín del existir
por dos ciudades de las que fue
su discreto amante laborioso.
¿Qué importa la fosa
si su presencia está aquí y allí,
podando ciertas viñas
en pos del vino que ahueca
las distancias?
La sábana ya está fría y deshecha,
Tozinho, pero seguimos
con el llanto propio, sintiendo
tu alta temperatura,
António.
(Inédito)